La presencia humana en estas tierras es muy remota. Restos materiales procedentes de Baza, de todos los periodos históricos, pueden ser contemplados en diferentes museos, como el Museo Municipal de Baza, el Museo Arqueológico y Etnológico de Granada o el Museo Arqueológico Nacional, entre otros. Desde el Neolítico se documenta una ocupación continua de este territorio, alcanzando un gran auge durante la Prehistoria Reciente con el surgimiento de la metalurgia.
En época ibérica, iniciada en torno al año 600 a/C., Baza, llamada Basti, dominaba un amplísimo territorio de la actual Andalucía Oriental, manteniendo relaciones comerciales y culturales con otros pueblos del Mediterráneo como fenicios, griegos y cartagineses. En 1971 F. Presedo encontró la “Dama de Baza” en unas excavaciones arqueológicas iniciadas en 1968 en la necrópolis contigua del Cerro del Santuario. Se trata de una escultura policromada en cuyo interior se depositó las cenizas del difunto, probablemente una mujer, por lo que estamos ante una estatua-urna funeraria. Se encuentra expuesta en el Museo Arqueológico Nacional. También es una estatua-urna el “Guerrero de Baza”, encontrado en la Necrópolis de Cerro Largo, muy próxima a la anterior, y depositado en el Museo de Baza. Las riquezas que había en el interior de las tumbas de estas necrópolis reflejan el alto grado de desarrollo de la estructura económica y social del pueblo Bastetano.
El lugar donde se ubicaba la antigua Basti es conocido en la actualidad con el nombre de Cerro Cepero; es un pequeño promontorio que domina gran parte de la vega y el valle del río de Baza, una de las cabeceras del Guadiana Menor, para algunos, las verdaderas fuentes del río Guadalquivir.
Este cerro ocupa una extensión aproximada de casi siete hectáreas, al menos en lo que respecta a su parte amurallada. Esta pequeñas ciudades fortificadas eran conocidas por los latinos con el nombre de “oppida” (en singular, “oppidum”), término utilizado hoy en día por parte de los arqueólogos para nombrar este tipo de asentamiento de época protohistórica.
La ocupación humana en el lugar de la antigua Basti es continua entre los momentos finales de la prehistoria, allá por el siglo IX a.C. hasta los inicios de la Alta Edad Media; a partir de entonces los pobladores la abandonan y se trasladan hasta el solar de la actual ciudad de Baza.
En un primer momento debió ser un pequeño poblado que ocuparía un sector minoritario del cerro, para empezar a crecer a lo largo de los siglos VII y VI a.C. hasta convertirse en la ciudad epónima de la Bastetania; las potentes murallas, construidas hacia el siglo V, rodeaban la ciudadela en la época de su máximo esplendor. Tras la conquista romana, a diferencia de otras ciudades ibéricas que llegaron a eclipsarse, Basti no perdió su importancia. El incremento poblacional debió ser tan fuerte que se empezaron a ocupar las zonas externas a la muralla, convirtiéndose todo el entorno en un paisaje lleno de casas y edificios que superaban largamente el tamaño de la otrora población ibérica.
Es precisamente su fase romana la que mejor conocemos hoy en día; algunas casas, unas termas, un templo, o los restos del foro, evidencian la rapidez con la que la población se adaptó a la nueva realidad impuesta por los conquistadores de origen itálico.
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