Sobre este legendario personaje, mitificado por unos y popularizado por otros, no coinciden los autores que han investigado el tema, en cuanto a su peculiar personalidad y en cuanto al nacimiento exacto de la fiesta. La versión más comunmente aceptada esta basada en los hechos que a continuación se relatan.
En época Musulmana, la población bastetana, como la de cualquiera otra ciudad de Al-Andalus, era una mezcla étnica, cuya convivencia era posible en todos los aspectos, principalmente en el religioso, produciéndose con éste motivo concentraciones afines en los distintos arrabales.
Uno de ellos, que se reseña en el Libro de Repartimiento, como de Churra o Churriana, estaba habitado por cristianos desde la conquista sarracena, y correspondía a la zona donde hoy está situado el convento de los Padres Franciscanos, lindando con el de Algelid (Plaza de San Juan) y Razalov.
Allá por el año 715, siendo Basilio, Obispo de Baza, fue rendida nuestra ciudad al impero de los árabes. Consiguieron los cristianos que en ella quedaron - llamados mixtiárabes y después mozárabes- el permiso de vivir en la ley de Cristo y mantener iglesias donde celebrar los divinos oficios, aún a costa de excesivos gravámenes y tributos y otras tiranías. Pasó el tiempo y sólo se tienen noticias de la existencia de dos obispos mozárabes que gobernaron la Iglesia bastetana; Juan, que la rigió hacia el año 862 y Servando, que lo hizo por el año 988, los dos elegidos por el Metropolitano de Toledo.
En estas circunstancias siguieron viviendo los cristianos hasta que hicieron su aparición los almohades por el año 1.151, los cuales, deseando borrar de todo punto el nombre de Cristo, prohibieron la elección de nuevos Obispos, persiguiendo con exacerbada saña a los cristianos y destruyendo templos. En algunos de ellos permaneció presa la población mozárabe.
Este es el caso de la ermita mozarabe edificada en el arrabal de la Churra, sobre cuyas ruinas se firmaron las capitulaciones entre el victorioso Rey Católico y el vencido caudillo bastetano Cid-Hiaya al-Nayar, el 4 de Diciembre de 1489. Es posible que la población mozárabe presa en dicho templo ocultara entre sus muros hacia el año 1.175 la imagen que posteriormente conocida con el nombre de la Piedad.
Uno de los caballeros que acompañaban a Fernando el Católico en su lucha contra el moro y que estuvo presente en el sitio de Baza, fue D.Luis de Acuña Herrera, Señor de la Villa de Agromonte y Caballero profeso de la Orden de Santiago, que llevado de su profundo y arraigado espiritu religioso, fundó la Iglesia de la Merced, y decidió levantarla, previa autorización real, en el más significativo e histórico pedazo del suelo bastetano; la destruída Iglesia Mozárabe. Algunos autores estiman que el fundador fue D. Martín de Acuña, pero considerando las pruebas documentales de su existencia se hace más cierta su atribución al primero.
La razón de haber elegido aquel Santo lugar para su edificación, pudo deberse a dos motivos: por un lado que hubiera noticias de la existencia de una imagen escondida y por otro para aprovechar la obra que quedara del semiderruido templo cristiano. Lo cierto es, que bien sea para cimentar la nueva Casa de Dios o para sanear los muros existentes, se emplearon muchos obreros, entre los que se encontraba uno de orígen accitano llamado Juan Pedernal.
Corrían los primeros meses del año 1.490, se iniciaban las obras de la Iglesia que nos ocupa, y fue cuando el obrero de Guadix, picando con denuedo en la demolición de un yesón, atravesándolo, oyó sorprendido que de aquella oquedad salía un dulce y lastimoso grito, lleno de tristeza, que parecía venir de las entrañas de la tierra y decía ¡TEN PIEDAD¡.
Ante este insólito caso, el obrero guadijeño corrió a decirlo a sus compañeros. La noticia se propagó como la pólvora, y llegó a oidos de D.Luis de Acuña, que se apresuró a ir al lugar del milagroso hallazgo, acompañado de numerosos grupos de gente que habían oido contar el milagro.
Ordenó que inmediatamente sacasen de la oquedad aquella imagen, que recibiría desde entonces el nombre de Nuestra Señora de la Piedad, en alusión a la expresión. La imagen mostraba un pequeño rasguño en la mejilla producido por el pico de aquel trabajador. La imagen ofrece muchas dificultades para su clasificación debido a su tosca factura, así como a los numerosos retoques sufridos a lo largo del tiempo. Desde un punto de vista formal no se puede descartar su pertenecia al románico, estilo que correspondería a la fecha en que según la tradición se ocultó la imagen. En todo caso parece haber indicios y rasgos de su pertenecia al gótico renacentista, lo que según la cronología corresponde con la época de su aparición.
Se mandó traer de la Iglesia de San Juan (antigua mezquita menor) cuatro cirios que alumbraban a la pequeña imagen, que se habia colocado en un provisional altar construído con ripios de la obra. Esta costumbre de los cirios ha llegado a través de los siglos a nuestros días.
El que fuese nacido en Guadix, el que la encontró, dio motivo a graves trastornos entre los obreros, fuertes diatribas se produjeron entre unos y otros, por disputarse la posesión del Icono de María Santísima. Trastornos y diatribas que llegaron a implicar a las autoridades de las dos Ciudades, hasta el punto de que tuvo que tomar parte la justicia de aquellos tiempos, hasta que por fin se pudo encontrar una solución satisfactoria para ambas partes, dejando la propiedad y la posesión para Baza y para el Cabildo de Guadix, el derecho de celebrar las fiestas religiosas el día 8 de Septiembre, festividad de la Virgen de la Piedad. Y para que quedara mención perpétua del derecho de los de Guadix, se acordó celebrar anualmente las referidas fiestas en su honor.
Los accitanos, haciendo uso de lo acordado, venían todos los años en romería por el camino de Herradura, único que existía, a celebrar las fiestas religiosas que por derecho les correspondía. La polícroma comitiva – Alcalde Mayor, regidores, Cabildo, hijosdalgo y criados- se trasladaban a Baza con manifiesto regocijo, porque suponía una orgía mas de las muchas que celebraban aquellos señores que sucedían a los medievales. Les acompañaba, como era preceptivo en aquellos tiempos en gente muy acomodada, un bufón, persona pequeña y generalmente poco agraciada que tenía la importante misión de distraer a sus señores con incisivas bromas y jerigonzas, a lo largo del camino que separaba aquellos dos pueblos.
Es de creer que este bufón fue el precursor de Cascamorras de nuestro tiempo porque con la probada presencia de los habitantes de Baza en San Pedro Mártir, para esperar la gran comitiva que venía a celebrar la función religiosa en honor de la Virgen, es lógico pensar que aquel criado se encrespara con las bromas de los jovenzuelos y las incesantes risas de la chiquillada que habia acudido a recibirle.
Es posible que tales mofas intentara defenderse con vejigas atadas a un palo. Es lógico que en broma o en serio expresara el deseo de llevarse la bella imagen a Guadix, lo que ocasionaría la indignación de los bastetanos, que por este decir le gastaran algunas pesadas bromas o iniciaran otro tipo de acciones.
Y así se repetería año tras año, hasta que desaparecido el infeliz bufón, fue sustituido por algún cristiano que en honor a su Virgen, prometía en algún difícil trance de su vida, perpetuar la tradición secular de reclamar la sagrada Imagen.
Algunos autores vinculan la figura de "El Cascamorras" a unos personajes de la cultura griega denominados “pharmakois” y otras figuras similares romanas que a lo largo de la historia han ido perviviendo y transmitiéndose a través de otras culturas y que han sido admitidas por las distintas religiones, entre ellas la cristiana. Según esta teoría la Iglesia Cristiana habría incorporado determinadas fiestas paganas procedentes de la cultura griega o romana y adaptadas a su santoral con el fin de facilitar la incorporación de mozárabes y otras religiones a la fé de Cristo. Incluso etimológicamente la palabra Cascamorras está vinculado al latín en varias acepciones que fueron descritas por Caro Baroja y otros estudiosos.
Ello explicaría los puntos en común que posee esta figura con otras fiestas, danzas y celebraciones que aparecen en la geografía nacional sobre todo en el norte del pais, incluso en el sur. Pero tales afirmaciones a pesar de la existencia de determinadas coincidencias no poseen soporte documental y aparecen muchas lagunas.
Asimismo, a lo largo del tiempo y en ocasiones alimentado por la imaginación popular más que por su rigor histórico, se atribuye a la fiesta otros orígenes. Como también a Juan Pedernal se le atribuyen varios oficios, incluso ser el primer Cascamorras, lo que tampoco posee soporte documental alguno.
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